Publicación original: Clarín.com
Las videoinstalaciones de Pío Díaz, artista argentino que vive en Dinamarca, incendiaron el museo más grande de la zona escandinava y la Catedral de Copenhague. Perfil de un argentino que hace ruido en Europa.
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Distraída, una pareja pasea por la calle Norregade, en el centro de Copenhague. En el número 8 está la Catedral. Al pasar por la puerta, ven algo adentro que les llama la atención. ¿Acaso la iglesia se está incendiando? Los dos jóvenes quieren entrar, pero alguien en la puerta les informa que no pueden aún, que eso es sólo una presentación para la prensa, que la inauguración al público será dentro de unos días. La escena se repite varias veces, porque el espectáculo llama. Detrás de la videoinstalación Copenhagen Cathedral on Fire ("La Catedral de Copenhague en llamas") hay un artista argentino, y cuando la muestra se abre al público, entre el 1 y el 11 de septiembre, es un éxito. En total, la visitaron 20 mil personas.
9 de octubre de 2007
2 de octubre de 2007
La inteligencia, la imaginación encendida
Publicación original: Revista Teína
Una semblanza de C. E. Feiling, a 10 años de su muerte
Vivió 36 años y dejó una obra concisa y brillante. La editorial Norma acaba de publicar un volumen que incluye sus tres novelas y el primer capítulo de la que dejó inconclusa. Una semblanza del escritor, con testimonios de sus amigos —Sergio Bizzio o Daniel Guebel— y de quien fue su última pareja, Gabriela Esquivada.
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Tres días antes de que se cumpliera una década de la muerte de Charlie Feiling, unas cincuenta personas se reunieron en su nombre. La Boutique del Libro, en Buenos Aires, fue el escenario de la presentación de Los cuatro elementos, el volumen publicado por la editorial Norma que reúne sus tres novelas y el primer capítulo de lo que sería la cuarta, obra que dejó inconclusa cuando la leucemia acabó con su vida. Los oradores en la velada fueron Fogwill y Marcelo Figueras, quien destacó una de esas curiosidades y simetrías que a veces parecen gustarle tanto a la muerte:
Una semblanza de C. E. Feiling, a 10 años de su muerte
Vivió 36 años y dejó una obra concisa y brillante. La editorial Norma acaba de publicar un volumen que incluye sus tres novelas y el primer capítulo de la que dejó inconclusa. Una semblanza del escritor, con testimonios de sus amigos —Sergio Bizzio o Daniel Guebel— y de quien fue su última pareja, Gabriela Esquivada.
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Tres días antes de que se cumpliera una década de la muerte de Charlie Feiling, unas cincuenta personas se reunieron en su nombre. La Boutique del Libro, en Buenos Aires, fue el escenario de la presentación de Los cuatro elementos, el volumen publicado por la editorial Norma que reúne sus tres novelas y el primer capítulo de lo que sería la cuarta, obra que dejó inconclusa cuando la leucemia acabó con su vida. Los oradores en la velada fueron Fogwill y Marcelo Figueras, quien destacó una de esas curiosidades y simetrías que a veces parecen gustarle tanto a la muerte:
1 de octubre de 2007
Entrevista a Ricardo Piglia: «Para un escritor también es importante lo que no publica»
Publicación original: Revista Teína
La charla es en la segunda planta de su casa, ubicada en el barrio de Palermo, en Buenos Aires. Hay allí una tabla apoyada en un par de caballetes a modo de mesa, una computadora portátil, un teléfono y, como es de esperar, muchísimos libros. Los que están más a mano, sus lecturas actuales: Benjamin y Brecht, historia de una amistad, de Erdmut Wizisla, y Memoria de Ulises, de François Hartog. En la biblioteca que cubre casi toda la pared conviven los autores que lo apasionan, desde Thomas Pynchon hasta Macedonio Fernández, de Don DeLillo a Borges, de William Gibson a Roberto Arlt. El otro flanco lo domina un amplio ventanal, que deja entrar la luz del sol en la piadosa tarde del invierno porteño.
La charla es en la segunda planta de su casa, ubicada en el barrio de Palermo, en Buenos Aires. Hay allí una tabla apoyada en un par de caballetes a modo de mesa, una computadora portátil, un teléfono y, como es de esperar, muchísimos libros. Los que están más a mano, sus lecturas actuales: Benjamin y Brecht, historia de una amistad, de Erdmut Wizisla, y Memoria de Ulises, de François Hartog. En la biblioteca que cubre casi toda la pared conviven los autores que lo apasionan, desde Thomas Pynchon hasta Macedonio Fernández, de Don DeLillo a Borges, de William Gibson a Roberto Arlt. El otro flanco lo domina un amplio ventanal, que deja entrar la luz del sol en la piadosa tarde del invierno porteño.
1 de septiembre de 2007
Llamas en la iglesia: el artista argentino Pío Díaz comienza a "quemar" la Catedral de Copenhague
Publicación original: Clarín.com
Hoy quedará inaugurada una muestra que, a través de la proyección de imágenes de video, representa un incendio en la principal iglesia de la capital de Dinamarca. La obra, a cargo de Díaz y la danesa Thyra Hilden, conmemora el bicentenario de un bombardeo británico considerado "un monumento simbólico del terror".
Hoy quedará inaugurada una muestra que, a través de la proyección de imágenes de video, representa un incendio en la principal iglesia de la capital de Dinamarca. La obra, a cargo de Díaz y la danesa Thyra Hilden, conmemora el bicentenario de un bombardeo británico considerado "un monumento simbólico del terror".
1 de agosto de 2007
Charlie Feiling, un escritor nacional
Publicación original: Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, agosto de 2007
Se cumplieron diez años de la muerte de C. E. Feiling. Vivió 36 años y dejó una obra concisa y brillante, reeditada ahora en un volumen que incluye un bonus track: el primer capítulo de la novela que dejó inconclusa.
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¿Será verdad que escribir una semblanza o un retrato literario es imposible? En caso de que no lo sea, de que sí se pueda hacerlo, esta semblanza podría comenzar diciendo que el 22 de julio se cumplió una década de la muerte de Charlie Feiling. Que “Charlie” no era su verdadero nombre, por supuesto, como tampoco lo era Carlos Eduardo Antonio (como decía su DNI), ni Charles Edward Anthony Keith (como lo bautizaron sus padres), ni C. E. (como firmaba sus libros). Se llamaba un poco de todas esas formas. Podría decir también que cuando murió tenía 36 años y tres novelas publicadas, y una cuarta en camino, y poemas y amigos y una mujer a la que amaba. Y que ahora todos ellos lo extrañan.
Se cumplieron diez años de la muerte de C. E. Feiling. Vivió 36 años y dejó una obra concisa y brillante, reeditada ahora en un volumen que incluye un bonus track: el primer capítulo de la novela que dejó inconclusa.
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¿Será verdad que escribir una semblanza o un retrato literario es imposible? En caso de que no lo sea, de que sí se pueda hacerlo, esta semblanza podría comenzar diciendo que el 22 de julio se cumplió una década de la muerte de Charlie Feiling. Que “Charlie” no era su verdadero nombre, por supuesto, como tampoco lo era Carlos Eduardo Antonio (como decía su DNI), ni Charles Edward Anthony Keith (como lo bautizaron sus padres), ni C. E. (como firmaba sus libros). Se llamaba un poco de todas esas formas. Podría decir también que cuando murió tenía 36 años y tres novelas publicadas, y una cuarta en camino, y poemas y amigos y una mujer a la que amaba. Y que ahora todos ellos lo extrañan.
1 de julio de 2007
Aunque la naturaleza decline su fuerza
Publicación original: Revista Caras y Caretas, Buenos Aires, julio de 2007.
Guillermo Enrique Hudson vivió sus primeros años en la pampa bonaerense. Luego marchó a Londres y escribió libros que elogiaron Borges y Joseph Conrad. A casi 90 años de su muerte, un parque preserva el lugar donde nació y que él describió entrañablemente en Allá lejos y hace tiempo.
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“La naturaleza va declinando su fuerza, pero hay tres de los veinticinco ombúes”. La frase pertenece a (y condensa el espíritu de) una carta en la que Robert Cunninghame Graham describió la experiencia de visitar el lugar donde su amigo entrañable, Guillermo Enrique Hudson, había nacido y vivido los primeros años de su vida. La misiva, datada en “Los 25 Ombúes” el 28 de febrero de 1936, agrega: “He realizado numerosas peregrinaciones en mi vida, a Roma, a Santiago de Compostela, a lugares famosos en todo el mundo. Jamás en ninguno de estos lugares he estado más emocionado que ahora en este humilde rancho (en español en el original) con su techo de madera y su piso de ladrillo, sus puertas primitivas y su aire huraño hacia todo lo moderno, gracias a Dios”.
Guillermo Enrique Hudson vivió sus primeros años en la pampa bonaerense. Luego marchó a Londres y escribió libros que elogiaron Borges y Joseph Conrad. A casi 90 años de su muerte, un parque preserva el lugar donde nació y que él describió entrañablemente en Allá lejos y hace tiempo.
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“La naturaleza va declinando su fuerza, pero hay tres de los veinticinco ombúes”. La frase pertenece a (y condensa el espíritu de) una carta en la que Robert Cunninghame Graham describió la experiencia de visitar el lugar donde su amigo entrañable, Guillermo Enrique Hudson, había nacido y vivido los primeros años de su vida. La misiva, datada en “Los 25 Ombúes” el 28 de febrero de 1936, agrega: “He realizado numerosas peregrinaciones en mi vida, a Roma, a Santiago de Compostela, a lugares famosos en todo el mundo. Jamás en ninguno de estos lugares he estado más emocionado que ahora en este humilde rancho (en español en el original) con su techo de madera y su piso de ladrillo, sus puertas primitivas y su aire huraño hacia todo lo moderno, gracias a Dios”.
16 de mayo de 2007
La hora de los hornos (cuando pasa eso que todos saben que un día va a pasar)
Publicación original: Clarín.com
Todo llega, toda paciencia y abnegación tienen un límite. Para muchos, ese límite llegó ayer a la tarde cuando un tren de la ex línea Roca (¿se dieron cuenta de que en la Argentina los ferrocarriles no tienen nombre sino ex nombres?) se detuvo a pocos metros de arrancar y sus pasajeros tuvieron que volver caminando por las vías –como en la película Cuenta conmigo, pero menos emotivo– y no sólo eso, sino que además, supuestamente, ese tren impedía que cualquier otro pudiera arrancar. Justo a las seis y media de la tarde, cuando la gente vuelve de trabajar. Gente que, sí, aunque muchos se sorprendan, a veces dice basta. Aunque esté acostumbrada a viajar peor que ganado, hacinada, en vagones destrozados en los que se muere de calor en verano y de frío en invierno, en formaciones que salen a cualquier hora –si salen–, con menos respeto por los horarios que la televisión. Lo que es decir mucho.
Todo llega, toda paciencia y abnegación tienen un límite. Para muchos, ese límite llegó ayer a la tarde cuando un tren de la ex línea Roca (¿se dieron cuenta de que en la Argentina los ferrocarriles no tienen nombre sino ex nombres?) se detuvo a pocos metros de arrancar y sus pasajeros tuvieron que volver caminando por las vías –como en la película Cuenta conmigo, pero menos emotivo– y no sólo eso, sino que además, supuestamente, ese tren impedía que cualquier otro pudiera arrancar. Justo a las seis y media de la tarde, cuando la gente vuelve de trabajar. Gente que, sí, aunque muchos se sorprendan, a veces dice basta. Aunque esté acostumbrada a viajar peor que ganado, hacinada, en vagones destrozados en los que se muere de calor en verano y de frío en invierno, en formaciones que salen a cualquier hora –si salen–, con menos respeto por los horarios que la televisión. Lo que es decir mucho.
27 de abril de 2007
El largo camino de El Eternauta para llegar al cine
Publicación original: Clarín.com
Después de varios intentos fallidos, una productora italiana prepara una película sobre la historieta. Por su parte, el argentino Gustavo Mosquera termina el guión de un filme de ficción basado en la vida de su creador, Héctor G. Oesterheld, desaparecido hace 30 años. "La historia del autor supera cien veces la de la obra", dijo el cineasta a Clarín.com.
Después de varios intentos fallidos, una productora italiana prepara una película sobre la historieta. Por su parte, el argentino Gustavo Mosquera termina el guión de un filme de ficción basado en la vida de su creador, Héctor G. Oesterheld, desaparecido hace 30 años. "La historia del autor supera cien veces la de la obra", dijo el cineasta a Clarín.com.
20 de abril de 2007
Eterno resplandor
Publicación original: Clarín.com
A fin de mes se cumplen 30 años de la desaparición del historietista y, en septiembre, medio siglo de la edición original de El Eternauta. Testimonios de su mujer y sus colegas Solano López, Breccia y Trillo.
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A Elsa le costó reconocerlo. Estaba en un rincón oscuro de la confitería La Fragata, en la esquina de Corrientes y San Martín. Se había dejado la barba y el pelo más largo, se vestía diferente. Se ocultaba. Eran las 3 de la tarde de un caluroso sábado de 1977. ¿De qué hablaron? El dijo que era probable que no pudieran volver a verse por un largo tiempo. "Vos elegís, es tu decisión", le respondió ella. Pero le hizo un ruego desesperado: "Salvá a las chicas". Después se despidieron. Fue la última vez que lo vio.
A fin de mes se cumplen 30 años de la desaparición del historietista y, en septiembre, medio siglo de la edición original de El Eternauta. Testimonios de su mujer y sus colegas Solano López, Breccia y Trillo.
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A Elsa le costó reconocerlo. Estaba en un rincón oscuro de la confitería La Fragata, en la esquina de Corrientes y San Martín. Se había dejado la barba y el pelo más largo, se vestía diferente. Se ocultaba. Eran las 3 de la tarde de un caluroso sábado de 1977. ¿De qué hablaron? El dijo que era probable que no pudieran volver a verse por un largo tiempo. "Vos elegís, es tu decisión", le respondió ella. Pero le hizo un ruego desesperado: "Salvá a las chicas". Después se despidieron. Fue la última vez que lo vio.
1 de abril de 2007
Gabriel Báñez, cortar y confeccionar
Inédito
1. Uno o dos nombres propios
El nombre es la marca registrada del escritor. Por eso, por ejemplo, Fogwill trata de que todo el mundo se olvide de que se llama Rodolfo. Por eso Feiling en sus libros nunca fue Carlos Eduardo ni Charlie, sino “C.E.”; por eso nos costaría mucho darnos cuenta de que si nos hablaran de un tal Tomás Martínez, se estarían refiriendo al autor de Santa Evita. Hay un caso especial: el de los escritores cuyos nombres mutan con el tiempo, autores que firman sus primeras obras de una forma y luego pasan a rubricarlas de otra. Ahí tenemos la “F” entre el “Julio” y el “Cortázar” de sus primeros relatos, a Martini a veces como Juan y a veces como Juan Carlos, a Mario Goloboff anteponiendo Gerardo a veces. Y también al escritor que motiva este artículo: José Gabriel Báñez en sus dos primeros libros, Gabriel Báñez en todos los demás.
1. Uno o dos nombres propios
El nombre es la marca registrada del escritor. Por eso, por ejemplo, Fogwill trata de que todo el mundo se olvide de que se llama Rodolfo. Por eso Feiling en sus libros nunca fue Carlos Eduardo ni Charlie, sino “C.E.”; por eso nos costaría mucho darnos cuenta de que si nos hablaran de un tal Tomás Martínez, se estarían refiriendo al autor de Santa Evita. Hay un caso especial: el de los escritores cuyos nombres mutan con el tiempo, autores que firman sus primeras obras de una forma y luego pasan a rubricarlas de otra. Ahí tenemos la “F” entre el “Julio” y el “Cortázar” de sus primeros relatos, a Martini a veces como Juan y a veces como Juan Carlos, a Mario Goloboff anteponiendo Gerardo a veces. Y también al escritor que motiva este artículo: José Gabriel Báñez en sus dos primeros libros, Gabriel Báñez en todos los demás.
3 de marzo de 2007
Apuntes para una cronología argentina de Joaquín Sabina
Publicación original: Revista Teína
Éxito de masas y fenómeno de culto, todo a la vez. Las entradas se agotan, los recitales se multiplican, la adoración se renueva. Sabina y la Argentina protagonizan una historia de amor difícil (¿imposible?) de explicar. Un espejo roto del que aquí se recopilan, apenas, algunos fragmentos.
2006. Noche del sábado 16 de diciembre. Buenos Aires acoge una versión condensada y posmoderna del diluvio. La tormenta acabó con una seguidilla de días de calor, inundó algunos barrios y obligó a Joaquín Sabina a terminar antes su recital. ¿Cualquier recital? No: ése que había esperado durante tanto tiempo, en la cancha de su querido Boca Juniors, el encuentro en un estadio con el público argentino que lo adora. Gran parte de los equipos de sonido se averiaron, las pantallas gigantes del escenario terminaron destrozadas. Con el comienzo de la lluvia, Sabina había anunciado: «Nos importa un carajo que venga el diluvio universal». Al rato sí le importó: «Me quedaría, pero me dicen que corremos peligro». Esa noche, c'est fini.
Éxito de masas y fenómeno de culto, todo a la vez. Las entradas se agotan, los recitales se multiplican, la adoración se renueva. Sabina y la Argentina protagonizan una historia de amor difícil (¿imposible?) de explicar. Un espejo roto del que aquí se recopilan, apenas, algunos fragmentos.
2006. Noche del sábado 16 de diciembre. Buenos Aires acoge una versión condensada y posmoderna del diluvio. La tormenta acabó con una seguidilla de días de calor, inundó algunos barrios y obligó a Joaquín Sabina a terminar antes su recital. ¿Cualquier recital? No: ése que había esperado durante tanto tiempo, en la cancha de su querido Boca Juniors, el encuentro en un estadio con el público argentino que lo adora. Gran parte de los equipos de sonido se averiaron, las pantallas gigantes del escenario terminaron destrozadas. Con el comienzo de la lluvia, Sabina había anunciado: «Nos importa un carajo que venga el diluvio universal». Al rato sí le importó: «Me quedaría, pero me dicen que corremos peligro». Esa noche, c'est fini.
2 de marzo de 2007
García Márquez, años sin soledad
Publicación original: Clarín.com
El escritor colombiano será homenajeado a lo grande en la IV edición del encuentro en Cartagena de Indias. El martes cumple 80 años y en junio festeja los 40 de "Cien años de soledad". Los detalles de la celebración.
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¿Algo para festejar? Si cuando comenzó a gestarse el IV Congreso de la Lengua los organizadores se hicieron esa pregunta, la respuesta habrá surgido muy pero muy rápidamente. Porque Gabriel García Márquez cumple 80 años, precisamente este martes. Y no es el único "aniversario redondo" que el autor protagonizará este año: también se cumplen cuatro décadas de la publicación de Cien años de soledad, 60 años de la publicación de su primer cuento y 25 de la consagración cuando recibió el Premio Nobel. Por eso, este es el "Año García Márquez", y los honores al escritor colombiano se multiplicarán y cobrarán variadas formas.
El escritor colombiano será homenajeado a lo grande en la IV edición del encuentro en Cartagena de Indias. El martes cumple 80 años y en junio festeja los 40 de "Cien años de soledad". Los detalles de la celebración.
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¿Algo para festejar? Si cuando comenzó a gestarse el IV Congreso de la Lengua los organizadores se hicieron esa pregunta, la respuesta habrá surgido muy pero muy rápidamente. Porque Gabriel García Márquez cumple 80 años, precisamente este martes. Y no es el único "aniversario redondo" que el autor protagonizará este año: también se cumplen cuatro décadas de la publicación de Cien años de soledad, 60 años de la publicación de su primer cuento y 25 de la consagración cuando recibió el Premio Nobel. Por eso, este es el "Año García Márquez", y los honores al escritor colombiano se multiplicarán y cobrarán variadas formas.
1 de marzo de 2007
Entrevista a Gabriel Báñez: «La literatura es inamovible, pero la escritura es algo vivo, anárquico, tumultuoso»
Publicación original: Revista Teína
—¿Gabriel Báñez?
Lo pregunto creyendo que la respuesta será «sí, claro, subí esta escalera, andá hasta el final del pasillo, la última puerta a la derecha». Pero no. Lo que recibo es una expresión de perplejidad:
—¿Cómo?
Me explico:
—La editorial «La Comuna».
—Ah, sí.
—¿Gabriel Báñez?
Lo pregunto creyendo que la respuesta será «sí, claro, subí esta escalera, andá hasta el final del pasillo, la última puerta a la derecha». Pero no. Lo que recibo es una expresión de perplejidad:
—¿Cómo?
Me explico:
—La editorial «La Comuna».
—Ah, sí.
29 de enero de 2007
Aquel Gordo tan querido
Publicación original: Clarín.com
Adorado por unos y menospreciado por otros, es ya un ícono de la literatura popular argentina. Fontanarrosa, Osvaldo Bayer, Juan Forn y su novia de la infancia retratan al hombre y a su obra.
--
Osvaldo Soriano murió joven. Tenía 54 años. Una vez había estado junto con Gabriel García Márquez y Fidel Castro en el Palacio de Convenciones de La Habana, y en un momento de la conversación el líder cubano habló de la vejez. "Un hombre de 70 años que se cuide en las comidas, haga gimnasia todos los días y no fume tendrá la fortaleza de uno de 40", dijo. Y agregó, mirando a Soriano:
Adorado por unos y menospreciado por otros, es ya un ícono de la literatura popular argentina. Fontanarrosa, Osvaldo Bayer, Juan Forn y su novia de la infancia retratan al hombre y a su obra.
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Osvaldo Soriano murió joven. Tenía 54 años. Una vez había estado junto con Gabriel García Márquez y Fidel Castro en el Palacio de Convenciones de La Habana, y en un momento de la conversación el líder cubano habló de la vejez. "Un hombre de 70 años que se cuide en las comidas, haga gimnasia todos los días y no fume tendrá la fortaleza de uno de 40", dijo. Y agregó, mirando a Soriano:
19 de enero de 2007
Pío Díaz, el artista argentino que "incendia" un museo en Dinamarca
Publicación original: Clarín.com
Se trata de Ciudad en llamas, una video-instalación que, a través de proyecciones sobre pantallas gigantes, simula prender fuego el museo más grande de la región escandinava. Díaz, de 33 años, explicó a Clarín.com que el objetivo es "quemar las raíces, la parte agresiva de nuestra cultura".
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Pío Díaz es un artista argentino de 33 años, que a fines de los 90 se radicó en Dinamarca y comenzó a exponer sus obras a principios de esta década. Ahora, junto con su esposa danesa y también artista, Thyra Hilden, inauguró Ciudad en llamas, un ambicioso proyecto que se propone "quemar las raíces de la cultura occidental".
Se trata de Ciudad en llamas, una video-instalación que, a través de proyecciones sobre pantallas gigantes, simula prender fuego el museo más grande de la región escandinava. Díaz, de 33 años, explicó a Clarín.com que el objetivo es "quemar las raíces, la parte agresiva de nuestra cultura".
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Pío Díaz es un artista argentino de 33 años, que a fines de los 90 se radicó en Dinamarca y comenzó a exponer sus obras a principios de esta década. Ahora, junto con su esposa danesa y también artista, Thyra Hilden, inauguró Ciudad en llamas, un ambicioso proyecto que se propone "quemar las raíces de la cultura occidental".
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