25 de enero de 2006

Mi nombre es ninguno

Publicación original: Clarín.com

Las discusiones sobre la información personal y la identidad velada siguen sumando voces. Apocalípticos y optimistas friccionan posturas y se preguntan: ¿es posible una comunidad sin secretos?

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El caso sentó un precedente en el debate sobre la intimidad velada: un hombre recibió en su casa una tarjeta de crédito adjudicada por un banco donde nunca tuvo ninguna cuenta. Sorprendido, llamó al banco para averiguar por qué le habían asignado esa tarjeta y le respondieron que habían obtenido sus datos a través de un portal de internet. El hombre no sólo rechazó la tarjeta, sino que entabló una demanda contra el banco y contra el portal. ¿A qué riesgos se expone uno cuando deja sus datos personales en un sitio web? Ese es el primer y más recurrente temor: que pasen a formar parte de bases de datos, que luego pueden ser comercializadas y ocasionar múltiples problemas, entre los que el correo basura o una tarjeta de crédito suenan leves.