1 de noviembre de 2012

Tan cerca, tan lejos

Publicación original: Revista Peces de Ciudad, Florencio Varela, Argentina, Nº 7, noviembre de 2012

Podemos chatear con personas en cualquier lugar del mundo, desde cualquier computadora o smartphone. Pero ¿estamos mejor comunicados?

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Se dice que vivimos en la era de las comunicaciones. En muy poco tiempo, internet volvió realidad algunas técnicas y procedimientos que poco antes solo figuraban en las historias de ciencia-ficción. Como parte de ese proceso, gran parte de la población mundial incorporó a sus vidas una palabrita que representa la posibilidad de interactuar con personas de cualquier parte del mundo: chat. Hagamos un poco de historia.

Todo empieza con el ICQ. Hace exactamente 16 años, en noviembre de 1996, la empresa israelí Mirabilis lanzaba un servicio por entonces increíblemente novedoso: un sistema que permitía intercambiar mensajes de manera instantánea, a través de internet, con cualquier persona (que tuviera acceso al servicio) en cualquier lugar del mundo. O sea, el chat (que quiere decir, literalmente, “charlar”). Aquel sistema fue llamado ICQ, sigla que en inglés se pronuncia igual que la frase I seek you, o sea, “te busco”.

Pero el servicio que popularizó el chat entre nosotros de forma masiva fue el MSN Messenger, creado en 1999. Tanto, que muchos creen que MSN es una abreviatura de messenger, cuando en realidad es la sigla de Microsoft Network, y que al pronunciar esa palabra (“mésenyer”) por lo general solo pensamos en este sistema, con sus cabezones muñecos verdes y azules y sus inconfundibles sonidos, verdaderos clásicos que ya forman parte de la banda sonora del siglo XXI.

¿Qué hay de nuevo, viejo?

Durante el reinado del MSN Messenger, en 2003, nació Skype. Este sistema añadía la posibilidad ya no solo de intercambiar mensajes escritos y emoticones, sino también la posibilidad de hablar y ver a tu interlocutor, a través de un micrófono y una cámara web: el viejo sueño de las videollamadas se convertía en realidad. “Hablar por escáip” es otra de esas expresiones con las que nos hemos familiarizado en los últimos años.

En muy poco tiempo los sistemas de chat se multiplicaron. Los gigantes no se querían quedar afuera y lanzaron —con suerte dispar— sus Yahoo! Messenger y Google Talk. Y llegó Facebook. Con su propio chat, por supuesto. La tecnología va muy rápido. Nos acostumbramos a acostumbrarnos demasiado rápido a las novedades. ¿Qué era lo siguiente? Los celulares, claro. Y ahí están los llamados teléfonos inteligentes y sus aplicaciones de chat. El Messenger de Blackberry fue revolucionario porque puso en contacto entre sí a todos los que tuvieran uno de esos aparatos en el bolsillo, estuviera donde estuviese. De ahí a que se inventara algo que no se limitara a una sola marca de teléfonos había solo un paso.

Y ese paso se llamó Whatsapp. El nombre es un juego de palabras: se pronuncia igual que la pregunta What’s up?, una forma coloquial del inglés de decir “¿qué tal?” (en la versión original, es lo que le dice Bugs Bunny a Elmer: What’s up, Doc?, que nosotros conocemos como: “¿Qué hay de nuevo, viejo?”). Hoy por hoy, dos personas que lleven smartphones en sus bolsillos están virtualmente conectadas para chatear todo el tiempo que quieran, desde cualquier parte… casi gratis.

Despertares y guiños

Estamos más comunicados, de eso no hay duda. Lo que algunos se animan a poner en tela de juicio es si estamos mejor comunicados. ¿Lo estamos? Muchas veces pareciera que tener más posibilidades nos hace relajarnos por saber que “están ahí” y no las aprovechamos.

Una vez escuché a alguien que decía lo siguiente: “Antes, cuando cumplía años, mucha gente me llamaba por teléfono. Cuando se inventó el mail, muchos ya no me llamaban, sino que me escribían un correo. Empezamos a tener teléfonos celulares y entonces solo me mandaban un SMS. Ahora apenas me escriben un saludo en el muro de Facebook, y eso porque el propio Facebook les recuerda que es mi cumpleaños”. Lo que esa persona no decía es que, si hubiéramos nacido un poco antes, la queja habría empezado con que antes para su cumpleaños la iban a visitar, y el invento del teléfono hizo que muchos dejaran de ir y lo resolvieran todo con una llamada…

En las últimas semanas circuló en las redes sociales este texto: “Twitter te hace pensar que eres sabio, Instagram, que eres fotógrafo, y Facebook, que tienes amigos… El despertar va a ser duro”. Quien lo haya escrito podría haber agregado que los mil sistemas de chat habidos y por haber te hacen pensar que estás comunicado. Pero la pregunta puede ser: ¿en qué consiste ese “despertar”? ¿Cuándo ocurrirá? ¿Estamos metidos dentro de una Matrix que alguien un día puede desconectar? No tenemos respuestas para esos interrogantes. Lo que sí sabemos es que gracias a la educación que el chat nos dio, podemos cerrar este artículo con un guiño optimista que ojalá todos entiendan ;)

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