1 de octubre de 2012

¡Andá a cantarle a YouTube!

Publicación original: Revista Peces de Ciudad, Florencio Varela, Argentina, Nº 6, octubre de 2012

De los casetes y CDs a los mp3, Myspace y YouTube. Internet puso patas para arriba la industria discográfica… pero las bandas siguen tocando.

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Cuando vi la colección musical de mi amigo Marcos por primera vez, me quedé anonadado: tenía, ¿cuántos? ¿Cien, doscientos casetes? Corría el año 1991 y Marcos era un pequeño melómano a quien su tío había educado desde chiquito en el esplendor del rock nacional de los 80. No sé cuántos casetes tenía entonces, pero guardo en mi memoria el asombro que sentí ante tal colección.

Más de dos décadas después, me dispongo a copiar toda la música que tengo guardada en mi computadora para pasarla a un disco rígido externo. Un recuadro de Windows me avisa que el sistema se está preparando para mover 7.164 archivos, que pesan un total de 24,7 gigabytes. ¡Más de 7 mil canciones!

Hago cuentas: suponiendo que Marcos tuviera entonces 200 casetes, cada uno con unos 15 temas, atesoraba un total de 3.000 canciones. Y necesitaba, al menos, dos metros cuadrados de pared para apilarlos a todos. Ahora, mi colección de canciones es de bastante más del doble, y me caben todas en un pendrive del tamaño de mi pulgar. Lo más asombroso es mi falta de asombro: esto me parece lo más normal del mundo…

Chau discos, hola mp3

La de la música es la industria cultural que hasta ahora más ha sufrido las transformaciones que la tecnología digital representa. Y es por sus propias condiciones objetivas: mientras que, para bien o para mal, sigue habiendo diferencias entre ver una película en el cine y verla en la casa, o entre leer un libro en papel y leerlo en un e-reader, con la música eso no ocurre. Salvo pequeñas diferencias de calidad —que solo perciben oídos muy rigurosos— es exactamente igual escuchar una canción grabada en un disco de pasta, en un casete, en un CD o en un archivo mp3.

¿El resultado? La música empezó a circular en formato digital, libre, sin control, en internet. “Ilegalmente”, dicen, aunque también era ilegal copiar los casetes o los CDs, y hasta prestar un disco… En muy pocos años, las ventas de discos se derrumbaron. Y las grandes compañías discográficas entraron en pánico, porque comprendieron que estaban perdiendo el control del negocio. Pero no iban a rendirse así nomás. Prueban nuevas fórmulas, desde la venta de música en formato digital hasta nuevos modelos de negocio, como sitios web y aplicaciones con los que se puede escuchar música a elección, como radios “a la carta”.

Y en ese punto estamos. En un momento de transición. Lo cierto es que, salvo contados casos de éxitos internacionales, los cantantes y músicos ya no hacen dinero con la venta de canciones. Para la mayoría, la principal fuente de ingresos vuelven a ser las presentaciones en directo. En cierto sentido, es casi como un retorno a los orígenes. Si hasta hace un tiempo los recitales se consideraban una forma de promocionar la venta de discos, ahora es al revés: la circulación de las canciones es casi el marketing necesario para que luego vayamos a los conciertos. El show puede continuar.

Myspace, YouTube y lo que vendrá

El de los archivos en mp3 no es el único cambio que internet introdujo en las formas de circulación de la música. La discografía completa de un cantante cabe ahora en un disco (no un CD sino un DVD, que sigue siendo un disco) y se vende en cualquier puesto callejero. Las bandas que empiezan pueden, con muy pocos medios, armar una sala de grabación en cualquier garage, o casi. Myspace (la red social más exitosa de la web hasta que Facebook la superó en abril de 2008) les hizo hueco y permitió difundirse a miles de artistas o grupos que buscaban abrirse camino. YouTube no solo es la mayor colección de videos musicales jamás creada: en septiembre de este año se realizó en Madrid la primera edición del YouFest, un festival que reunió a artistas que nacieron, que triunfan o que “resucitaron” gracias a esta plataforma de videos. Sonaron allí, entre tantos otros, el grupo Locomía y el ritmo de la lambada…

Más allá de los datos y las curiosidades, muchos opinan que la música que se produce hoy, tanto a nivel local como internacional, no es tan buena como en décadas pasadas. En la Argentina aparecen grupos nuevos, pero las palabras mayores siguen siendo las de Charly García, el Indio Solari y mucha de aquella música de los 80 que Marcos había aprendido a escuchar gracias a los casetes de su tío. En el mundo, las mejores bandas surgidas en los últimos años no encuentran punto de comparación con Queen, Madonna o los Rolling Stones. ¿Es esto circunstancial o la pérdida de poder de las discográficas tendrá algo que ver? Es difícil saberlo ahora. Solo el tiempo, como para casi todo, tiene la respuesta.

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