1 de junio de 2006

Entrevista a Julián Gallo: «Cada vez que un desconocido me enseña algo en Internet, me siento obligado a compartirlo»

Publicación original: Revista Teína

La segunda década del siglo XXI será como los 90 del siglo anterior: los cambios serán tantos, que estos días tan electrónicos que vivimos hoy parecerán entonces puro remember hippy. Eso sostiene el ex director creativo de Clarín.com y actual docente universitario. Gallo también habla de la exclusión que genera el imparable avance de la tecnología y de los retos que debe afrontar el periodismo electrónico.

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Julián Gallo es un hombre de Internet. Pocos saben tanto como él sobre la web y los nuevos medios en la Argentina. Su blog Mirá! es una de las bitácoras argentinas más visitadas y él es una referencia cuando hay que hablar del periodismo que se viene. Quizá los dos hitos laborales más significativos sean su época como director creativo de Clarín.com y su actual trabajo como docente en la Maestría en Periodismo de Clarín, en la Universidad de San Andrés.

—¿Cuáles serán los cambios que el ciudadano corriente notará de acá a 10 años, en particular en zonas atrasadas como América Latina?
—El actor norteamericano Dennis Hopper una vez dijo: «Los años 90 hicieron que los 80 parecieran los 60...». Hopper quería señalar de esa manera la cantidad tremenda de cambios sucedidos en los 90. La próxima década hará que el principio del siglo XXI sea más parecido al final del siglo XIX que a las vísperas.

—¿Tantos serán los cambios?
—No sé lo que pasará, pero creo que algo podemos afirmar: habrá muy pronto dos civilizaciones. Una conectada, con accesos a servicios, información, conocimientos y medicina del siglo XXI. Y otra —mayoritaria—, que estará postergada, sumergida y excluida. En este momento, no hay políticas honestas en el mundo que favorezcan la inclusión... Por eso, la velocidad de los cambios simplemente acrecentará ese modelo de injusticia. De cualquier manera, interpreto que el esplendor intelectual de la humanidad debería darnos esperanzas sobre futuros cambios.

—¿Cuáles considerás las mayores falencias de los principales medios en internet, sean extranjeros o nacionales?
—Los diarios online heredaron un rol que tal vez cambie en los próximos años: decir qué es importante. Es algo que les encanta, les da poder y dinero, pero que tiene un problema: cada vez es más difícil creer que 2 ó 3 editores pueden decirles a millones de personas qué es importante. Esto es válido para todos los diarios ¿Cuál de ellos será el primero en reconocer sus limitaciones? Ése, para mí, será el diario del futuro. Además, los diarios son vehementes en sus interpretaciones porque adquirieron un espacio otorgado por tecnologías que limitaban la información  a unos pocos. Son un púlpito. Cada domingo, en todo el mundo, los columnistas políticos mueven el dedito diciéndonos cuál es la verdad de sus chusmeríos… Un púlpito; sin embargo, la información es atea. De hecho, no necesitamos tantos curas diciendo qué está bien y qué está mal. Los diarios online antes de ser online son hijos de las marcas que tienen en sus cabezas… El NYT.com, ¿podría decir cosas distintas que las que dice New York Times en papel? Con todo, al final, comparar el NYT con los otros diarios es como comparar a la NASA con los fuegos artificiales Júpiter.

—¿La llamada web semántica traerá aparejadas ventajas para los medios?
—Casi todo lo que pasa es una desventaja y no una ventaja para los medios. Su existencia, su poder, en gran parte se basa en su capacidad de mantener lo que se llama «información asimétrica». O sea: «Yo sé algo que los lectores no saben y por eso me pagan» (las noticias, los clasificados, el pronóstico meteorológico, etc.). Entonces, la web semántica más que facilitar y mejorar el mundo de los medios mejora significativamente el mundo de las audiencias.

—Según algunos compañeros, el periodismo digital implica una contradicción: como no hay límites de espacio, se pueden escribir textos más largos; sin embargo, leer en una pantalla resulta incómodo. ¿Cómo creés que se resuelve esta contradicción?
—No me gustaría opinar sobre personas que no entienden de lo que hablan o ignorantes llamativos. ¿Qué tiene que ver la capacidad con la ejecución? ¿No somos todos capaces de matar y de no matamos? ¿No somos todos capaces de escribir un e-mail infinito y no lo hacemos? El problema del periodismo digital es que con mucha frecuencia hablan de él los periodistas.

¿CUÁL ES TU TAG FAVORITO?

—¿Cuántas horas por día le dedicás a tu blog?
—Alrededor de 2 o 3 horas al día, entre lectura y escritura. A veces más.

—¿Qué te motiva?
—Mi motivación para leer es saber cosas, entender o tratar de entender lo que está pasando (tan distinto a lo que cuenta la prensa) y maravillarme por un mundo cada vez próximo a la sociedad del conocimiento… Lo veo, lo experimento, lo disfruto. Entonces escribir en el blog me ayuda a consignarlo: en primer lugar para mí, porque me ayuda a pensar atentamente sobre lo que veo y, al mismo tiempo, me permite compartirlo con otras personas. Compartir (to share) es algo fantástico. Cada vez que alguien desconocido me enseña algo en Internet, me siento obligado (lo juro) a compartirlo. En Internet uno aprende a dar a otros…

—Últimamente hay cada vez más fallos contra la «piratería». Vos estás a favor del libre intercambio de música en internet. ¿Cómo creés que terminará esta guerra de las discográficas contra los archivos P2P?
—Cuando leo que Egberto Gismonti, uno de los músicos vivos más importantes del mundo, trabaja para poner en Internet gratis toda su obra porque él cree que pertenece a su público, me lleno de esperanza y creo que la música volverá a ser de los artistas. Cuando leo que Babasónicos vende sus ringtones creo que cada vez vamos peor. No se lo que va a pasar. Yo quiero que la música sea gratis. Para Madonna el copyright es muy importante, no para Gismonti; entonces estoy decididamente a favor del P2P. Eso sí, también decididamente estoy en contra de la piratería callejera.

—¿Qué consejo le darías a un periodista que recién comienza su carrera?
—Mi consejo es: armen un blog, abandonen todo prejuicio sobre lo que está bien y lo que está mal, quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Manténganse lejos de editores «con experiencia» y hasta de las editoriales. Escriban sobre cosas interesantes, no sobre cosas que los periodistas creen que son interesantes o importantes. Escriban para su audiencia, pero no necesariamente lo que su audiencia quiere. Exploren en Internet, estudien Internet, sepan que casi todos los editores actuales, empresas importantes y dueños de medios destacados son ignorantes de Internet: no saben, no entienden y temen. También, de vez en cuando, entren a leer los discursos de Murdoch en Newscorp. Aprendan idiomas, ¡muchos! Piensen siempre que ganar dinero es bueno e indispensable para no aceptar órdenes de los idiotas. No busquen escalar en una redacción: ninguna persona bien remunerada y con responsabilidad en un medio tiene menos de 35 años. ¿Cómo puede ser? ¿Se puede ganar el Oscar a los 30, pero no ser prosecretario o editor jefe de una sección mediocre? Todos los días anoten una idea nueva, buena, mejor, que leyeron en Internet (¡si no la encontraron están trabajando mal!) e identifiquen, escriban y repudien una práctica anticuada de la prensa impresa. Aprendan a repudiar a la prensa impresa. Lean cosas distintas que sus colegas argentinos… ¡Piensen cuál es su tag predilecto! Piensen que si no saben qué es un tag es hora de aprenderlo. No mientan. Y si no, dedíquense a otra cosa.

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